LA MESA ENCANTADA: RESISTENCIA Y MARGINALIDAD EN KRAZY KAT (Sundays, 1936 – 1937)

 



LA MESA ENCANTADA: RESISTENCIA Y MARGINALIDAD EN KRAZY KAT

Por Melina Rapimán

 

A raíz de la exposición “George Herriman es Krazy Kat es Krazy Kat es Krazy Kat”, organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía del 18 de octubre de 2017 al 26 de febrero de 2018[1], se hizo tangible el peso que tiene la gran obra de Herriman como influencia para el qué hacer artístico mundial. Jack Kerouac llegó a decir de Krazy Kat “an immediate progenitor of the Beat Generation and its roots could be traced back to the glee of America, its wild, self believing individuality”[2] El alcance de la obra de Herriman es tan importante que incluso llegó a la pantalla a través de la animación, que se dio en muchos países del mundo, incluyendo a Chile en la versión traducida como “La gata loca”.

Las historietas (o cómics) nacieron a principios de siglo pasado en Estados Unidos debido a la situación particular por las que atravesaba el mundo: lo masivo que se hicieron los periódicos a causa de los avances tecnológicos, la rapidez de la imprenta y luego la llegada de la impresión a color[3]. Sin embargo, la historieta también es hija de la fotografía, el fenómeno cinematográfico que se venía presentando desde fines del s. XIX. Asimismo, todos estos lenguajes se alimentaron mutuamente de sus respectivos hallazgos. Otro factor muy influyente en la sociedad de ese momento fue la gran cantidad de inmigrantes que estaban llegando en busca del “sueño americano” y del “american way of life”. La mayoría, provenientes de distintos lugares de Europa y Latinoamérica, sin entender el idioma, les era mucho más amigable leer imágenes que textos. La historieta nace como una producción en serie y aparentemente desvinculada del arte para convertirse, pese a algunas polémicas contemporáneas[4], en “el noveno arte”.

Para este ensayo me remitiré al concepto de historieta acuñado por Roman Gumbern, para quien el comic es una “estructura narrativa formada por la secuencia progresiva de pictogramas, en los cuales pueden integrarse elementos de escritura fonética”[5]

Muchos artistas y autores de distintas tendencias han visto en Krazy Kat su inspiración. El secreto podría estar que nos encontramos en esta historieta con fórmulas muy típicas del nonsense, la experiencia queer como rareza y extrañamiento, (tal como en Alicia en el País de las Maravillas)[6], y los primeros vestigios del Beat. Este cóctel de situaciones inserta en medio de una escena que prefigura lo surrealista del período de entreguerras.

El autor de Krazy Kat, George Herriman, nos habla del mundo que se vive en los Estados Unidos a principios del siglo XX, retratado en cada uno de los distintos personajes y en la dialéctica misma de sus dibujos. Norteamérica está inmersa en un apogeo económico que se refleja en cada una de las actividades del país. La tecnología avanza a pasos agigantados y democráticos: llega la electricidad, el cine, los periódicos a todas las clases sociales. Es así como se va creando el mito de “quiero vivir en América” e inmigrantes de todas las partes del mundo, sobre todo de los países que habían quedado en ruinas después de la Gran Guerra, llegan a Estados Unidos donde esperan tener una vida llena de comodidades. Pero esta migración también se produce de manera interna, pues las ciudades ofrecen mejores alternativas que la vida rural. Krazy Kat es entonces una fábula de la sociedad norteamericana de la década que va del veinte al treinta, cuya moraleja está metaforizada en los insanos lazos emocionales establecidos entre los personajes de la historieta.

El 20 de junio de 1910, Herriman publicó en el Journal la tira[7] Dingbat Family, que cambiaría su nombre el 1 de agosto a The Family Upstairs. Esta historieta, que se podía leer en un pequeño espacio en la parte inferior de la página, estaba protagonizada por un perro, un gato y luego un ratón que vivían sus aventuras en esta tira que corría paralela e independiente a la historia central desarrollada, arriba, en el resto de la página. El 17 de agosto, el ratón llamaría al gato Krazy Kat. Poco a poco esta sub-strip sustituiría a The Family Upstairs, titulándose más tarde como Krazy Kat and Ignatz. En este análisis, sin embargo, veremos solo las Sunday[8], páginas publicadas en 1936 y 1937 en el Journal.

Krazy Kat es un animalstrip, es decir una tira de dibujos secuenciales (un formato de historieta muy usado en los diarios de la época) donde los personajes son animales antropomorfos que actúan como seres humanos.

El personaje de Krazy Kat posee una identidad ideológica y racial exclusiva dentro de su mundo -Coconino. Es un ser único y extraño. Sus hábitos y actitudes difieren en muchos aspectos de sus pares. Pareciera estar desconectado de ellos, en el sentido de que nada puede alcanzarle, ya que vive y ve el mundo desde otro punto de vista. La ingenuidad –podríamos llamarla así– extrema de Krazy, se retuerce en las ideas fijas que cada persona tiene debido a su propio rol dentro de la sociedad y que está llevada al límite, haciendo que todas las historias versen sobre una historia fija que quiere saciar un tipo de obsesión u objeto de deseo.

La exacerbación de estas obsesiones que cada personaje tiene de forma personal, hace que el mundo de Coconino sea inmutable. La inmutabilidad de la vida de los personajes permite que en Coconino no suceda nada radical que cambie el sentido de la existencia de ellos. Esto se acrecienta con un extraño efecto que logra Herriman al cambiar, cuadro a cuadro, viñeta a viñeta, el paisaje en donde los personajes se mueven. El espacio-tiempo y las posiciones de los personajes se mantienen, pero también sucede que el lugar no siempre es el mismo. Allí donde se ve una montaña en un cuadro, en el siguiente, desaparece. Otras veces, y de manera repentina, el día pasa a ser noche y luego nuevamente día. Los elementos de la escenografía, puestos como en un teatro, desaparecen, incluso dibuja algunos elementos como si estuviesen suspendidos o amarrados de un hilo[9] (Fig. 1), como una luna o una estrella. A pesar de esta mutabilidad del paisaje, la vida en Coconino pareciera ser relajada y sin ningún contratiempo. En Coconino el paisaje exterior muta, pero en el mundo interior no hay cambios. Es un círculo cerrado, no sucede nada que cambie el curso de la vida de ningún personaje. Ellos son inmutables. Todo pasa a su alrededor, pero no hace mella en ellos.



Ilustración 1

Podemos ver reflejada la inmovilidad de manera fehaciente cuando aparece la cigüeña Joe Stork, cuyo objetivo es la de ser “proveedor de progenie para príncipes y proletarios”[10], quien “mira desde lo alto de la Mesa Encantada, con ojo ávido por captar alguna que otra aventura”. En esta tira, se muestra cómo el pueblo de Coconino se organiza para ocultarse y que Joe no les pueda ver, evitando así la temida llegada de nuevas crías. El pueblo huye de Stork, sobre todo las hembras. Le huyen y le temen, excepto Krazy, que al parecer no tendría ninguna motivación para correr ¿Es acaso Krazy, inmune a la reproducción?[11] (Fig.2)



Ilustración 2

En torno a la historia central giran distintos personajes, cada uno representando distintas relaciones sociales a las que Herriman quiere aludir. Cada personaje representa los distintos estereotipos que podemos encontrar en el interior de los Estados Unidos de principios de siglo XX y lejos de la vida de la ciudad: inmigrantes, señoras conservadoras, leguleyos, policías, empresarios, vendedores ambulantes, charlatanes. Estos personajes tendrán en común estar fuera de un sistema, son outsiders, marginados de la gran ciudad. Habitantes de la vida pueblerina.

La descripción de la marginalidad en Herriman se puede analizar desde diversos aspectos. Primero en el lenguaje que usa Krazy. El derrumbe, mutabilidad de la realidad del escenario, antes mencionada, tiene también equivalencia en el destrozado y distorsionado inglés que habla Krazy. La distorsión del lenguaje aumenta la lejanía del personaje respecto de la vida cotidiana del resto de Coconino. Su peculiar lenguaje produce un desvanecimiento y una incapacidad de amoldarse a las características de la sociedad. Herriman crea en el diálogo un idioma propio, insertando muchos elementos germanos. Es así como algunos diálogos son incomprensibles tanto en inglés como en sus traducciones. En español podemos encontrar libros en que puede leerá Krazy Kat traducido como “el gato loco” y en otras ocasiones como “la gata loca”. Esto se contrapone con la idea de Herriman de que: “Krazy es como un espíritu. Los espíritus no tienen sexo, así que Krazy tampoco”[12], por tanto, dejaremos a Krazy Kat, sin género, simplemente como Krazy Kat.

La historia central versa sobre las exclusivas obsesiones de cada uno de los personajes. Ignatz Mouse, el ratón esmirriado, está obsesionado con Krazy Kat, atrapado en un extraño sentimiento de amor-odio. Su único pensamiento gira en torno a estar cerca de Krazy para lanzarle ladrillos, sin ser descubierto por Offisa Pupp, el policía de Coconino. Krazy ama a Ignatz, toma esta agresión como una retribución amorosa y no hace nada para evitarle. A su vez, Offisa Pupp ama a Krazy y abusa de su poder como representante de la ley para encerrar a Ignatz y alejarlo lo más posible del objeto de su deseo, aunque él sabe que no es correspondido y que el corazón de Krazy pertenece a Ignatz[13] (Fig. 3).



Ilustración 3

El objeto “ladrillo” que Ignatz lanza a Krazy, “instrumento maldito, emblema del mal”[14] (Fig. 4), puede tener muchísimas lecturas. Para Krazy es el símbolo del amor del ratón. Para Ignatz podría ser la naturaleza del poder, una relación de romance tórrido y tóxico: una relación interracial, sadomasoquista, homosexual de dos personajes marginales que no puede llegar a buen puerto, porque va en contra de todas las leyes sociales. Según Art Spiegelman, historietista creador de la señera novela gráfica Maus[15], lo más interesante de la obra de Krazy Kat, es lo que suscita este triangulo de amor odio entre Pupp-Ignatz-Krazy en artistas e intelectuales que han intentado definir, sin éxito, si Herriman habla de una relación amorosa o si es una metáfora del pensamiento político de izquierdas y derechas o bien de una manifestación antirracista.



Ilustración 4

Una exhaustiva y reciente investigación realizada por Krazy: George Herriman, a Life in Black and White de Michael Tisserand, refiere que la familia de Herriman era de origen creolés, lo que explicaría ampliamente el trasfondo de muchas de las posturas ideológicas planteadas por el artista, quien toda su vida pasó por un hombre blanco, disimulado por el apodo que sus amigos tenían de él como “el griego”[16].

Los habitantes de Coconino pertenecen a distintas especies animales. Es por eso lo extraño del triángulo: las especies que se aman-odian son relaciones que, según el status quo, no deben existir. Por eso Ignatz Mouse está casado con una ratona, de quien tiene tres hijos ratones. Sería inconcebible que tuviese una relación extramarital con una especie felina, una especie que históricamente es su enemigo natural. La rabia incontenida de Ignatz convertida en coqueteo homoerótico, podría deberse también a su represión ante el deseo homosexual que le genera Kat. Esta postura explicaría también su gusto por seducir a muchas mujeres sin distinción de raza, puesto que su deseo está insatisfecho.

Pero así, como Krazy encarna la pureza e ingenuidad, la fantasía y el sueño (no se sabe si tiene profesión u oficio, ni de qué vive), condenado/a de este modo a la agresión física y afectiva (al igual que todas las mujeres). El “incivismo” del ratón nos revela un repetido intento de superación de esa inferioridad y frustración que le proporciona la vida burguesa, muy sujeta al sistema. Offisa Pupp, en cambio, es un alienado absoluto del sistema. Su conservadurismo se refleja en lo rebuscado e impostado de su lenguaje, corrompido hasta el fondo por la identificación que hace del orden público con la defensa de Kat, que es lo único que lo lleva a la autosatisfacción. Un ejemplo de ello es la viñeta del 22 de noviembre, donde, frente a unas supuestas elecciones del condado, Krazy pide a las luciérnagas que escriban en el cielo en medio de la noche, la frase: “ILLEKK KRAZY KET”[17] (Fig. 5).





Ilustración 5

La realidad de la inmigración campo ciudad en los Estados Unidos de la época se relaciona con los avances tecnológicos que está viviendo el país y que está íntimamente ligado al concepto de progreso. Esto en Krazy Kat se ve reflejado en el mismo Coconino, ciudad intermedia situada en un espacio entre el campo y la ciudad. A pesar de la aparente lejanía en que parece estar el condado de Coconino, ahí en medio de un paraje desértico, que pareciera ser la frontera entre Estados unidos y México, o nuevo México, pululan los vendedores ambulantes, sinécdoque de lo urbano, de la ciudad, del “progreso” que viene de afuera, tal como la electricidad y la radio. Los personajes son sorprendidos por estos vendedores que les ofrecen todo tipo de artículos[18] (Fig. 6). Pero este progreso es absurdo y no tiene sentido en un lugar como Coconino, que vive en un tiempo impenetrable.



Ilustración 6

Podríamos concluir que la obra de Herriman no envejece, porque las temáticas que propone son también las nuestras. La fábula sobre su sociedad, calza perfectamente con muchas discusiones que aún están presentes en la nuestra. Las moralejas subyacentes, o más bien antimoralejas, son ideas que se plantean contrarias al stablisment. Herriman se ríe de las estúpidas diferencias de género, se ríe de la reacción de la sociedad frente a la homosexualidad, ante el margen, ante lo extraño, ante lo queer, lográndolo de manera extraordinaria en una obra maestra llena de poesía, extremadamente sensible, en torno al desamparo y fracaso de sus personajes, incluso de los “exitosos”. Herriman ironizó sobre la estructura de la sociedad contemporánea desde dentro de ella, desde el propio estatus quo, pues su trabajo pudo leerse originalmente través de la prensa escrita, uno de los principales medios de comunicación masiva.

 

 



[1] Exhibición curada por Rafael García y Brian Walker. Dossier de prensa: https://www.museoreinasofia.es/prensa/nota-de-prensa/george-herriman

[2] A Casebook of the Beat , ed. Thomas Parkinson, (New York: Thomas Y. Crowell, 1961). “un progenitor inmediato de la Generación Beat y sus raíces se remontan a la alegría de Estados Unidos, su individualidad salvaje y su creencia en sí misma”.

[3] Coma, Javier, Del gato Félix al gato Fritz: Historia de los comics, Gustavo Gili, Barcelona, 1979

[4] Con respecto a los dichos de la nueva directora del Museo Valenciano, Nuria Enguita https://www.abc.es/cultura/arte/abci-futuro-comic-ivam-terraplanistas-y-gente-duda-si-comic-arte-202011220009_noticia.html

[5] Gubern, Roman en Jscobsen, Udo, Leyendo cómics. Una guía introductoria al lenguaje de la historieta. Ediciones Ojo de Buey, Ñuñoa, 2001

[6] Link, Daniel, Lewis Carroll: queer es tu nombre https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2178-2011-10-28.html

[7] Barrero, Manuel, Diccionario terminológico de la historieta, Act Ediciones, Sevilla, 2015. Estructura alargada en la que se ordena una o varias viñetas.

[8] Las Sundays son las historietas que aparecen los días domingo a página completa y a color, diferenciándose de las Dailys, que aparecen a diario a modo de comic strips (tiras cómicas) en la semana y en blanco y negro.

[9] Krazy Kat- The Komplete Kolor Krazy Kat. Volumen II – 1936 – 1937, Norma Editorial, Barcelona, 1996,  Sunday, 25 de octubre de 1936.

[10] Op. Cit. Sunday, 9 de mayo de 1937.

[11] Op. Cit., Sunday, 20 de junio de 1937.

[12] Coma, Javier, Del gato Félix al gato Fritz: Historia de los comics, Gustavo Gili, Barcelona, 1979, pag.45

[13] Op. Cit., Sunday, 21 de marzo de 1937.

[14] Op. Cit, Sunday, 26 de septiembre de 1937.

[15] George Herriman par Art Spiegelman, lacitebd, https://www.youtube.com/watch?v=yDxEojOepWU

[16] Tisserand, Michael, Krazy, Herriman Black and White, Harper, New York, 2016

[17] Op. Cit., Sunday, 22 de noviembre de 1936.

[18] Op., cit., Sunday, 7 de febrero de 1937.

 

Comentarios

Entradas populares